viernes, 26 de octubre de 2012

Es mejor desviar las energías


"Un sabio se hallaba en su jardín recogiendo frutos. De pronto, 
oyó un ruido y vio a un hombre corriendo: «Pero ¿adónde vas 
tan deprisa? le preguntó – Mi vecino me persigue con un fusil: 
cree que he sido yo quien ha quemado su granero. – Vete 
rápidamente, yo solucionaré esto.» Llega el otro hombre: 
«¿Dónde vas corriendo así? le dice el sabio. Tienes aspecto 
de estar sin aliento. Siéntate un instante. – No, debo atrapar 
a un individuo que ha quemado mi granero. Va a recibir una 
lección de la que se acordará toda su vida. – Pero ya debe 
estar lejos ahora. Mira estas frutas, son deliciosas. Siéntate y 
pruébalas.» El hombre acabó sentándose y disfrutando con las 
frutas. Y el sabio le invitó también a admirar las flores y los 
árboles del jardín, el cielo azul, etc. Este breve descanso 
cambió su humor, y renunció a la persecución de su vecino 
proponiendo incluso al sabio ayudarlo a recoger sus frutas.
Diréis qué ésta es una historia inverosímil. No tanto… El
sabio sabía que si se ponía en medio del camino diciéndole al 
hombre colérico: «Párate, no vale la pena correr así», el 
otro le hubiera empujado sin escucharle y hubiera tenido que 
utilizar la fuerza. Entonces, ¿qué hizo? Desviar su atención 
ofreciéndole frutas. Esto significa que, para impedir a los
humanos hacer el mal, más que oponerse a ellos, es mejor 
intentar desviar sus energías. "

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